- TENGO UN DRAGÓN DENTRO DE MÍ
- TENGO UN DRAGÓN DENTRO DE MÍ
En el 2022 caí en una depresión profunda. Estaba triste, tristísima. Me dedique a comer, me lo comí todo, tartas, pasteles, brownies, carne, arroz, brocolí, lechuga, patatas, tomates, arepas, tamales, ramén, pollo, pizza, sopes mallorquinas, ensaimadas, zanahorias y hummus, muchísimo hummus. Todo al mismo tiempo y volvía a empezar. La factura llego con 35 kilos. Irreconocible, hinchada, devastada, agotada. Ya no quedaba nada de mí, ¿o a caso me había convertido para siempre en un globo grande y triste?
Decidí leer. Leía cada vez que podía, para intentar apaciguar las bestias, para callar mi corazón, para no pensar y acabé pensando más, hablando más. Caminando hacia el último resquicio de luz que quedaba en mi cerebro. Gracias infinitas a todos los personajes que me acompañarón por caminos oscuros, me dierón la mano y me hicierón volver a soñar.
Midjourney: Create an image of a Posidonia field in the afternoon as painted by Turner
Hoy visite mis miedos y tristezas. Eran como la poseidonia al atardecer. Oscuros, profundos y misteriosos.
Al cabo de un rato me eche una siesta y soñé contigo.
PSYCHEDELIC BIGOREXIA
PSYCHEDELIC BIGOREXIA
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MOVE SWEAT
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PSYCHEDELIC BIGOREXIA
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MOVE SWEAT
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El 17 de Enero del 2024 a las 9:15 am, Biel salió como cada semana a montar bicicleta cerca a Girona. Esa mañana había llevado a su hija al colegio tras discutir -como era normal-con su mujer quien estaba muy alterada pues Biel “irresponsablemente” había usado pesto de bote en vez del pesto que ella cocinaba en casa.
- Biel, acaso no te das cuenta de la PORQUERÍA que le das a Amaya cada vez que le pones ese pesto cancerigeno, transgénico y muy chungo a la niña? De verdad, me sacas de quicio.
Julia estaba preocupada, preocupadísima de que su pobre hija pudiese caer terriblemente enferma después de comer esa basura embotellada del Mercadona.
Biel claramente no era perfecto, pero se esforzaba por mantener a su familia unida, hacia lo que podia para que su relación con Julia funcionase, para mantener eso que le daba sentido a su vida. Lo había visto toda la vida con sus padres, y él entendía la felicidad y realización personal pasando por la apretada vida de la monogamia.
No crean que Julia no hacia lo mismo. Ella, se esforzaba a su manera para que la familia funcionase, para que la relación fuese un “Love u forever”, para que su hija no tuviese que vivir la tristeza de una separación. Y ella sabía muchísimo de separaciones. Sus padres lo habían hecho cuando ella tenía 11 años, y 20 años después, Julia en una terapia de hipnosis había descubierto que ese suceso la había marcado, traumado para siempre. No, Julia no quería ese dolor para su hija.
Biel había encontrado su suerte en el deporte. Era capaz de aguantarlo todo yendo al gimnasio 5 veces a la semana y disfrutando de las mañanas heladas en el campo de l'Empordà mientras iba en bicicleta con el grupo de amigos que había hecho en el gimnasio. Los campos de girasoles, castillos, recorridos bucólicos eran el resguardo de Biel de su vida triste. Aguantando cada día a una mujer histérica que se había perdido dentro de ella misma. Y no, Biel no era siempre un santo. En el grupo de salidas en bicicleta estaba Martina, con quien tenía una relación de amistad sexual desde hacía dos años. Era una relación superficial que solo lo ayudaba a sobrellevar su día a día. Martina era más joven y estaba llena de sexualidad.
Ese 17 de Enero, se despidió de Amaya como cada día.
- Papá, te quiero, eres súper mono. El mejor papá del mundo!
- Yo te amo más mi ratita peluda. Ponte la chaqueta, anda, que hace frío. Hoy te recojo yo, estate pendiente del móvil que te aviso cuando este en la esquina.
- OK. Love u.
- Suerte en el exámen, acuérdate lo que repasamos de los diptongos. Te amo.
Después de dejar a Amaya en el colegio, Biel se dirigió al lugar de quedada de su grupo de ciclistas en el centro de Girona. Iban a a hacer 53 km de la ruta Masllunés. Pasarían primero por el valle de Sant Gregori, El Canet de Adri con su vegetación frondosa. Verde, solo verde. El murmullo de las hojas moviéndose con el viento, la paz que bien se merecía. Ese día no vieron ciervos como solía pasar, pero sí se cruzaron con una liebre blanca y esponjosa como una bola de nieve fresca. No había ni una sola nube, pero el viento frío y salino de la carretera hacia del tiempo un regocijo húmedo para pedalear.
Después de 27 minutos en la carretera, las endorfinas ya hacian efecto y Biel estaba en su momento cúspide. Nada lo podía parar, los minutos se derretían en el asfalto caliente y el sudor lo bañaba en gemidos de agotamiento y exitación. Era un hombre fuerte, atractivo y disciplinado. Aún había mucho camino para andar.
7 minutos a 20 km/h. La cima. Ahora empezaba la bajada de la montaña, más verde, paisajes líquidos en el rabillo del ojo, el olor del musgo por las mañanas mezclado con rocío, el sol quemando sus nucas, el viento frio y fresco humedeciendo la punta de la nariz, haciendolo más vivo. Un regocijo de delicia sensitiva que lo hacia disfrutar la vida. Gemía por qué estaba cansado, por que tenía ganas de gemir, por que estaba lleno de energía, la vida en ese momento, se sentía eléctrica.
¡BANG! , ¡BANG! , ¡BANG! . El primer disparo se oyo a las 10:18 am mientras el grupo seguía su camino. Un segundo disparo seco retumbo entre los bosques humedos de la Catalunya profunda y finalmente el último ¡BANG! .
Instantaneamente Biel se desplomo en la carretera y un charco de sangre oscura y densa como el petroleo mancho el asfalto. La sangre, los gritos, los ojos de Biel en otra orbita. Caos. Martina está en estado de shock, su cara desencajada, cubierta de sudor y lagrimas. No sabe reaccionar. Hay poca cobertura pero logran llamar una ambulancia. Llamada de emergencia al 112. Todo es confuso, la neblina se apodera del cerebro colectivo.
-¡Biel! ¡Biel! , responde! Aguanta un poco, porfavor, hasta que llegue la ambulancia.
Del bosque se vislumbran un grupo de 6 cazadores, vestidos de arriba a abajo en colores otoñales. Sonidos de perros, muchos perros que se acercan. Hay gritos, lagrimas, la respiración fuerte de los ciclistas aún exhautos. El sudor pegajoso ahora es frio por el viento, y multipes escalofrios recorren las espaldas del grupo de ciclistas. Desde la lejanía aparecen las sirenas de las 2 ambulancias y 2 coches de policia. Las luces de colores se reflejan en las hojas que ajenas al desastre se balancean libremente, suaves, imapividas con el viento. Los sonidos se confunden los unos con los otros, un amasijo de frecuencias sonoras que los aturde a todos y no los deja pensar. Ahora las sirenas, con sus ondas largas, cortas, intermitentes, son cada vez más intensas. De repente el silencio. Ya están aquí los paramédicos. Ya están aquí los cazadores encima del cuerpo inmóvil de Biel. Ahora los perros ladran con impetú y satisfacción por haber encontrado la presa.
Biel fue abatido por esa tercera bala que confundio hombre con jabalí. Cuando los paramédicos llegan ya es demasiado tarde. La bala ha atravesado su caja toracica, un disparo perfecto, limpio, fulminante. En pocos minutos se desangra, la vida acaba con un corto suspiro. Las hojas caen y tocan delicadamente el cuerpo de Biel.
Esa tarde no habrá sexo con Martina en un hotel casposo a las afueras de Girona, no discutirá con Julia por la nueva multa del ayuntamiento, no recogerá a Amaya en la esquina del colegio con una bolsa de fresas y un colacao.
Esa noche solo habrá pasta con pesto del Mercadona para cenar.
I asked midjourney:
“Create an image of a modern mother with her daughter. She represents what motherhood should be today. But what does motherhood represent? Style: as painted by David Hockney
Apparently, mothermood is WHITE.
Voy a ser sincera y esa sinceridad me convertirá en un monstruo. Ser madre me agobia. Me atrapa, me succiona, me aburre. No me aburre el amar a mi hija, enseñarla, cuidarla, compartir mi mundo con ella, pero si me aburren enormemente las tareas cotidianas que vienen, inevitablemente, ligadas a la maternidad. De pequeña aborrecía llevarla al parque, esas pequeñas charlas con otras madres. Vacias, aburridas, superficiales. Que qué come la niña, a qué colegio la vas a meter, que ropa le vas a comprar.
Más tarde, en la etapa escolar he sido incapaz de asistir a las actuaciones navideñas. No soporto ver a un grupo de niños desafinados y posteriormente a sus padres celebrando falsamente las inexistentes aptitudes vocales de los pequeños.
Hace unos años me pelee con el equipo de extraescolares de danza, el espectáculo de fin de curso más parecía una Oda a la mediocridad que un espectáculo de fin de curso. Salí de ahí devastada y con muy mala leche por haber perdido el tiempo de esa manera. Les escribí un mail con mis prepotentes pensamientos. Al año siguiente no aceptaron a mi hija en aquella extraescolar.
Como es de imaginar, este atroz sentimiento indigno de una madre me ha llevado por caminos tortuosos y situaciones oscuros.
En el momento cúspide de mi última depresión, cuando todo carecía de valor y lógica, lo único que me mantuvo atada a la vida fue mi hija. Se podría decir que fue por ella, solamente por ella que decidí vivir, y aún así, en un acto de rebeldía contra lo que debe ser, refutó cualquier actividad que me recuerde lo que soy: una madre.
La verdad es que si imagino como sería mi vida sin mi hija, me deprimo de solo pensarlo. Sería una mujer ensimismada, solo reflexionaría sobre mi gigantesco ego y me pasaría los días enteros fotografiándome mis propios abdominales en el baño del gimnasio.
MOTHERS TOO HAVE FANTASIES, AND THEY ARE FULL OF ONOMATOPOEIAS
Lick
Suck
Swallow
AHHHH
Here
There
Close your eyes, then I’ll close mine.
Tell me you belong to me.
No, not 4ever, I don’t want forevers anymore.
Just for a night.
Or two.
I just wanna
Lick
Suck
Swallow,
AHHHH
NO TODOS LOS DOMINGOS SON IGUALES
Hoy me tope a las 12:20pm del domingo con dos chicos que claramente estaban saliendo de alguna fiesta. Estábamos en la parada del autobús, yo, como es lógico para una mujer que se acerca a los 40 con temeridad inconsciente de la edad, a esa hora, iba enfundada en mis leggings, zapatillas HOKA, AirPods para poder hacer 80000 sentadillas y 10000000 abdominales sin morir del aburrimiento en el gimnasio, !Ah! y un healthy cappuccino con leche de avena baja en calorías y con una aceptable cantidad de proteínas para mantener mi masa muscular.
Ellos, por el contrario, iban fumando y estaban claramente vestidos igual desde ayer. Uno de ellos llevaba una camisa azul celeste que después de las incontables horas que llevaba siendo usada desde que había salido de su casa, ya no estaba ni bien abrochada, ni bien acomodada. El otro chico -el cual, seamos sinceros, era considerablemente más atractivo- llevaba una camisa floral inspirada -a lo mejor- en un paisaje bucólico de Hawaii, o Maldivas, o cualquier sueño tropical del diseñador gráfico de turno que hizo esa camisa. Pero la verdad es que la camisa parecía vintage, y eso hacía que el chico en cuestión tuviera un aspecto más interesante.
Nuestro fugaz encuentro -del que ellos no se percataron- fue de lo más revelador. Yo no paraba de mirarlos, imaginando de donde venían, que habían hecho anoche, a donde iban, reían un montón, y yo solo deseaba saber de que reían, de que hablaban, cuantas aventuras citadinas habían tenido anoche y a cuánta gente divertida habían conocido. Tendrían unos 10 años menos que yo y eso solo acentuó mi cochina envidia de su despreocupada vida. A ellos les daban igual las proteínas, los runners, los niños, los divorcios, los veggies convertidos en carnívoros y los carnívoros convertidos en pseudoatletas cuarentones adictos al gimnasio. Ni que pensar de las arrugas inexistentes, de la canas incipientes y de esa terrible sensación de que ya no eres la más joven de la fiesta.
La verdad es que yo quería quitarme los leggings, dejar el cappuccino en la basura y enfundarme una mini-falda con taconazos y ponerme hasta arriba con esos dos nuevos amigos que seguro serían divertidísimos y simpatiquísimos. Me hubiera ido a un after, a la playa, hubiera recorrido la ciudad en autobús poniéndome cualquier sustancia en la nariz en cada parada en la que hiciésemos transbordo.
Recordé claramente la libertad de hacer lo que me diera la gana, sin importar quien estuviese en casa al llegar de fiesta. La tranquilidad de no saber a ciencia cierta hacia donde iba mi vida y pensarlo sin preocuparme, total, a los 20s o 30 y muy pocos, estas preocupaciones carecen de real importancia. Aún me quedaba muchísimo tiempo para rectificar. Pensé en el tiempo ya perdido en preocuparme por marcas de pañales, nutrición infantil, tipos de crianza, marcas de ropa para niñas más o menos guays. Ni esas banales preocupaciones, ni ese tiempo ya existían.
Sus caras explotaban de felicidad, ellos no eran como los que estábamos ahí esperando el autobús como cualquier otro humano medio. Ellos estaban traspasando líneas prohibidas, su fin de semana había estado lleno de adrenalina, emoción, seguro habían descubierto un local clandestino en poblenou donde pinchaba la hija de Uma Thurman con todos sus amigos de Londres y LA, habían hablado de interesantes proyectos que se presentarían en la próxima temporada de una nueva galería en el Upper East Side y luego en Bricklane, harían un montón de contactos en IG y luego acabarían en la casa de un guapo escritor-director Australiano que tenía un montón de setas alucinógenas ecológicas traídas de su último viaje a México. Seguro se habrían reído montones, todos abrazados, en una gran fraternidad. Habrían hablado de lo que viene, planeando las nuevas tendencias mundiales que el resto de los mortales consumiremos en unos meses y finalmente, se habrían sentido como grandes rebeldes capaces de cambiar el mundo. Todo eso mientras yo cocinaba un pollo a la plancha para mi hija y para T.
Pero no, ese tiempo ya no está. Ahora a mi me esperan 30 minutos en la piscina (llevo 2 meses lesionada del culo, por intentar demasiado a que pareciese el culo que tenía cuando tenía la edad de los mencionados fiesteros, esto hace que no pueda correr como una gacela desquiciada y eso solo ayuda a que mis niveles de hiperactividad mental vayan en constante aumento) . 30 minutos con mis angustias por mi hija adolescente que no para de pedirme un iPhone, una funda de Shein, un bolso Longchamp y una tarjeta de crédito para salir con sus amigas a tomar bubble tea, por mi trabajo con una gran multinacional, por las proteínas, la masa muscular, los niños pobres de Colombia por los que no puedo hacer prácticamente nada, por mi futuro como divorciada. 30 minutos para recordar a la Paula que ya no está y visitar y reír con la Paula que tiene que ir a nadar para aliviar el dolor de culo un domingo por la mañana.
Adiós queridos amigos de la parada del V19, nuestro idilio fue corto pero intenso. Ya me contarán lo que piensan cuando tengan mi edad!
XX